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sábado, 24 de marzo de 2012

Ola de Calor: Capitulo 4


Nick tuvo que convencerla para que entrara en su casa. Sabía que Miley no quería entrar. Tampoco tenía por costumbre dar explicaciones o defenderse delante de nadie, pero eso era diferente. La idea de que alguien pudiera creer que él descuidaba a sus hijas era un golpe bajo. Tenía que desmentirlo.
La cocina estaba en penumbra. Nick encendió la luz y de inmediato se dirigió a la nevera.
—No quisiera ensuciarte el suelo, Nick. Tengo los pies llenos de barro.
—No será la primera vez que el suelo se ensucia un poco. Además, tenemos un ama de llaves que se encarga de limpiar.
Oír eso desconcertó a Miley.
—¿Un ama de llaves? Pero las chicas dijeron que...
—Quizá ama de llaves no sea la palabra adecuada. Hay una mujer que viene aquí tres veces a la semana para encargarse de limpiar la casa y lavar la ropa.
—Pero Angie dijo…
—Sí, ya sé lo que Angie te dijo. ¿Te gustaría echar un vistazo aquí dentro?
Ella avanzó de puntillas para ver lo que había en la nevera. Los estantes estaban llenos de comida: fruta fresca, leche, mantequilla, carne, quesos, verduras...
—Yo...  —Miley se rascó la nuca y luego se incorporó.  Se había ruborizado—. Parece que... las chicas no se están muriendo de hambre, después de todo. 
—Espero que no. No te imaginas el dinero que me gasto en comida.
—No me lo digas —dijo Miley con voz débil—. Noel no tiene que hacer todas las compras de la familia.
—Es la que compra mejor en casa, claro, siempre que se trate de ropa y la pague con mi tarjeta de crédito.
Miley tragó saliva.
—Nick, lo siento, pensé que...
—¿Puedes venir aquí, por favor? —cerró la nevera, abrió la puerta del cuarto donde guardaba las cosas de la limpieza y se volvió hacia su visitante—. ¿Quieres echar un vistazo aquí dentro?
Con la paciencia de alguien que le sigue la corriente a un loco, Miley se asomó para mirar el cuarto. Por un instante, estuvo tan cerca de Nick que él pudo oler su perfume y el aroma de su pelo. El pulso se le aceleró, lo que lo desconcertó.
Nick bajó del estante superior una caja de cartón de la cual sacó una bolsa grande de papas fritas, varias barras de chocolate y otras golosinas.
—Angie la cambia de sitio todas las semanas —dijo Nick con naturalidad—. Desde que prohibí que se comieran porquerías en esta casa, se dedica a esconderlas. No te puedes ni imaginar lo que encontré el otoño pasado en mi sombrero de pesca en el armario del vestíbulo.
—Dímelo.
—Caramelos, bombones y chocolates que debían de llevar allí unos seis meses. ¿Tienes idea del efecto del calor en el chocolate?
Miley no se rió abiertamente, pero él la oyó reírse por lo bajo... y luego vio que sonreía de forma suave, tímida y muy femenina. Otra vez sintió que se le aceleraban los latidos de su corazón.
Nick la invitó a sentarse en una silla de la cocina y luego sacó una cerveza de la nevera. Le preguntó si ella quería una. Ella negó con la cabeza, pero al final accedió.
Antes que pudiera volver a cambiar de idea, Nick le puso delante una botella de cerveza, luego sacó otra para él, aunque tenía tan pocas ganas de beber como la joven. Quitarle la tapa le daba algo que hacer y al mismo tiempo le permitía controlar el extraño nerviosismo que había hecho presa de él de repente.
Miley lo desconcertaba, siempre lo había desconcertado. Con excepción de Nicole, Nick nunca había sabido cómo comportarse con las mujeres. Pero Miley en particular lo hacía sentirse confuso, torpe y amedrentado.
Nunca sabía qué pensar de ella. Llevaba ropa de encaje y sombreros anticuados, pero también andaba por la calle en un auto deportivo. Llevaba un bolso tan grande como para meter dentro una ametralladora, y sin embargo sus hijas le habían contado que tenía en el salón un caballito de tiovivo. Parecía una camelia frágil, delicada, aunque tres años antes él la había visto arreglar su tejado sola, teja por teja. Y de forma eficiente.
No sólo era eficiente, sino una mujer de negocios competente. Había dedicado los últimos cinco años a levantar un negocio de restauración. Nick sentía respeto y admiración por lo que su vecina había logrado, pero nunca había podido decírselo. Para ser sincero, ella lo intimidaba.
Su pelo, por ejemplo. Era de color rojo canela. Cuando se lo soltaba, le llegaba hasta la espalda. Además cambiaba de peinado con frecuencia. ¿Cómo podía un hombre saber cómo era ella en realidad? Un día parecía una solterona, y al día siguiente una vampiresa.
Pero todo el tiempo era una mujer muy atractiva y deseable, lo cual, confundía todavía más a Nick.
Miley era baja, pero incluso con unos vaqueros viejos y una blusa holgada, resultaba explosiva. Sus ojos color azul claro estaban llenos de vida y humor, inteligencia y pasión. Siempre se movía con ligereza, y con gracia. Quizá no era una belleza clásica, pero su abundante pelo rojizo, sus delicadas facciones y su precioso cutis de marfil llamarían la atención de cualquier hombre.
Pero era esa misma femineidad lo que desconcertaba a Nick, porque nunca la había visto con nadie. Sus hijas decían que la llamaban muchos hombres, pero nunca aparecía el coche de ningún pretendiente por los alrededores los fines de semana. Ella estaba en su casa todas las noches. Nick había sido su vecino cinco años. Lo sabía.  Cinco años era mucho tiempo para que una mujer tan atractiva estuviera completamente sola.
Por supuesto, era también mucho tiempo para que Nick descubriera por fin que no era tan intimidante. En realidad, estaba resultando bastante fácil hablar con ella.
—No voy a regañar a tus hijas delante de ti —dijo la joven—. Pero quiere que me des permiso para estrangularlas mañana, ¿de acuerdo?
—Tú estrangulas a una y yo a la otra —accedió él.


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EMPIEZA EL MARATON DE ESTAS TRES NOVES CHICAS, PRINCIPALMENTE DE NO HAY MARCHA ATRAS QUE DESDE HACE COMO 3 SEMANAS NO SUBO NADA, ESPERO QUE LES GUSTE :)

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