El rocío le mojó los
pies descalzos antes que llegara a la valla de al lado. El césped le picaba los
pies, pero no era nada comparado con la inquietud que sentía.
Miley se tuvo que
recordar cómo las chicas habían devorado todo lo que sacaron de su nevera, cómo
le habían descrito las tareas domésticas que tenían que realizar, su ansia de
atención y, claro, la ducha vaginal. Llegó hasta la valla, animada por el jerez
y una gran resolución.
—Buenas noches —dijo y
avanzó con determinación.
Nick estaba recostado en
la sombra, pero ella notó que volvía la cara.
—Buenas noches, vecina.
—Por fin hace un poco de
fresco.
—No tanto.
—Dicen que habrá otra
ola de calor mañana.
—Así es.
Miley se apoyó en la valla
de madera y recordó, demasiado tarde, que nunca había intercambiado con su
vecino más que algunos monosílabos y frases de cortesía.
Durante cinco años,
siempre se había sentido extrañamente inquieta e incómoda cada vez que estaba
cerca de él. Nunca lo había entendido. No era tímida con los hombres. Le
agradaban, los conocía, trabajaba con ellos. Y Nick nunca había sido grosero o
poco amable con ella. Más bien al contrario. En las raras ocasiones en las que
se cruzaban, él siempre la trataba con comedimiento, como si le temiera un
poco.
Miley se había acercado
con la intención de hacerle recapacitar sobre su comportamiento, pero,
pensándolo bien, ya no le parecía tan buena idea.
Ella sabía lo que las
chicas le habían contado, pero el hombre que estaba apoyado en la barandilla de
su porche no parecía en absoluto una rata egoísta. Más bien parecía un hombre
cansado.
En realidad parecía
agotado. ¿Hacía cuántas semanas que ella ni siquiera lo miraba con atención? La
luz de la luna delineaba los firmes contornos de su cara. Ella podía ver
claramente las ojeras violáceas que tenía.
Nicole le había dicho una
vez cuántos años tenía su esposo, pero Miley se había olvidado. ¿Tendría treinta
y seis, treinta y siete? No parecía tener treinta y siete. Llevaba el torso
desnudo y su musculatura era la de un hombre mucho más joven. Su pelo abundante
y enrulado tenía el color de la noche.
Era guapo, y tenía
un atractivo varonil indiscutible. Era evidente que se trataba de un hombre que
trabajaba duro y se divertía lo suficiente; tenía la mandíbula cuadrada y el
ceño de un hombre acostumbrado a vivir de acuerdo con sus propios valores. Era
un hombre vital y sin complicaciones.
Era corpulento y andaba
con la gracia de un tigre en la selva, con una mezcla de poderío y discreción. Nick era fuerte, pero nunca parecía amenazante.
Sin embargo, a esa
distancia, a Miley sí le pareció intimidante. Sintió un nudo en el estómago. A la
luz del día, los ojos de su vecino eran marron claro. En ese momento eran muy
oscuros, tan oscuros como la noche y se clavaban de manera tan intensa en la
joven que su nerviosismo se hizo casi insoportable.
—No tienes por qué
sentirte incómoda —dijo él con suavidad—. Somos vecinos y tú vives sola. Ya te
he dicho antes que me puedes venir a ver cuando quieras.
—Yo.
—¿Está goteando algún
refrigerador? ¿Se te ha estropeado algún aparato en la cocina?
—Pues... no.
Nick levantó una ceja.
—No vienes con mucha
frecuencia a charlar conmigo. Supuse que tendrías algún problema.
—Hay algo...
Pero Miley volvió a
guardar silencio. Nick sonrió y dijo:
—Eres muy buena con mis hijas.
Hablan de ti todo el tiempo. Hace mucho que tengo que darte las gracias.
—¿Sí? Bien —Miley aspiró a
fondo, sonrió y dijo insegura—: Es sobre ellas sobre lo que quisiera hablar
contigo, si me lo permites.
—¿Sobre mis hijas? Por
supuesto, cuando quieras.
Una vez más, la joven
volvió a respirar profundamente y se lanzó con determinación:
—Diablos, Nick, Angie
necesita un sostén.
Nick la miró azorado.
—¿Qué?
—Y sé que no es asunto
mío —ya nada podía detener a Miley—, pero si fuera mi hija, iría a hacerle una
visita a ese tal Johnny con un rifle cargado. Nick, Noel no es mi hija pero me
preocupa tanto como si lo fuera. Y me parece magnífico que los chicos aprendan
a tener responsabilidades, pero es demasiado para tus hijas limpiar toda la
casa, lavar la ropa y preparar las comidas. Y aparte está la cuestión del sexo.
Si te cuesta trabajo hablar con ellas de esos asuntos, podrías comprarles
algunos libros bien documentados y serios o, al menos, decirles dónde pueden
conseguir información fiable. No es que yo no quiera hablar de ello con ellas,
pero no me parece correcto hacerlo sin tu consentimiento. ¿Cómo puedo saber
cuánto quieres que ellas sepan? Y además está la comida. Ya sé que a nadie le gusta
cocinar. Menos a un hombre. Pero lo menos que podrías hacer sería tener llena
la nevera de cosas saludables, nutritivas. No sólo porquerías. Y Noel habla de
hacerse otro agujero en la oreja...
—¿Podrías darme un
respiro? —la interrumpió Nick en tono apacible.
Pero en ese momento Miley no podía. Le había costado demasiado comenzar y ya no podía detenerse.
—Sé que no es asunto
mío. Es posible que pienses que soy una entrometida, un fastidio. Tienes todo
el derecho del mundo a educar a tus hijas como quieras, pero, Nick, necesitan
atención, interés. Y deben tener una guía. Al menos deberías acordarte de darle
dinero a Noel para comprar comida...
—Finley...
—Noel le dijo a Angie
que una chica no puede quedarse embarazada la primera vez. ¡Es increíble! No
saben nada de la vida y se están dando información equivocada.
—Miley...
—Comprendo que tengas
que hacer barcos para ganarte la vida, pero ¿sería tan desastroso para la
industria naviera si dejaras de construir algunos para dedicarles ese tiempo a
tus hijas? Sé que el dolor por la pérdida de un ser amado no es fácil de
sobrellevar; sé que Nicole fue maravillosa, pero tus hijas están vivas. Angie
sólo se pone tus camisas...
—¡Miles!
—¡Son demasiado jóvenes
para cargar con la responsabilidad de toda la casa! Por favor, no te enfades,
pero...
—No estoy enfadado…
Hubo un momento de
silencio, luego Miley dijo:
—Por supuesto que lo
estás. Y no te culpo.
—No.
Siguió otro momento de
silencio.
—Deberías estarlo.
—No lo estoy. Por un
lado me siento como un muchacho al que se reprende con severidad, pero por otro
creo que me lo merezco. En parte me parece también divertido.
—¿Divertido?
Nick asintió.
—Mis hijas, esos
angelitos, esos seres a los que quiero más que a nada en este mundo te han...
tomado el pelo.
—¿Qué dices?
—Es evidente que te has
formado de mí una opinión deplorable como padre. Pero, ¿podrías esperar hasta
que hayas entrado en mi casa para juzgarme? Sólo unos minutos. No tardaré mucho
en demostrarte que, quizá, hay otra versión de las cosas.
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POR CULPA DE SARII LES DEJO ESTE SOLO CAP U.U ELLA TIENE LA CULPA POR HACERME LLORAR CON SU NOVELA U.U LO PEOR ES QUE NO ME QUIERE DECIR QUE VA A PASAR :'( MI VISTA ESTA NUBLADA POR HABER LLORADO, Y YA SE SOY PATETICA MILEY LLORABA EN LA NOVELA Y YO LLORABA JAJA, BUENO NO VEO CASI NADA BASICCAMENTE Y ME VOY A DORMIR U.U PERDON, MAÑANA LES HAGO UN SUPER MARATON Y LES VOY A SUBIR CAPS DE NO HAY MARCHA ATRAS Y DE ESTAS DOS NUEVAS NOVES :D BESITOS ♥
ahhhh me encantoo y wiii maratonn si siii subeeeee muchos muchoossss
ResponderEliminarhahahha estupido Nick ingenuo ¬¬ hahhah a mi tambien me puso a llorar Sara, pero ahora me enojo ¿por que la dejaste ahi? hahhhah espero el maraton
ResponderEliminarJajjajaja qe divertido Miley no dejaba de hablar jajaj y todo parece ser mentira jajajajaja creo qe estas chicas tienen un plan <3 cada vez me caen mejor estas chicas jajaja
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