I made this widget at MyFlashFetish.com.


lunes, 12 de marzo de 2012

Amor Desesperado: Capitulo 16

Cuando volvió esa tarde, Miley había decidido que Nick le había enseñado algo muy importante. Algunos hombres eran mucho peores que los abusones, y Nick era uno de ellos.
Su dicotomía la volvía loca. Era demasiado inteligente, arrogante, listo, sexy, seguro de sí mismo, heroico y a veces, pero no muchas, mostraba cierta sensibilidad; la sacaba los nervios de quicio.
Llegó a la conclusión de que había dejado que la afectaran sus muestras ocasionales de sensibilidad. Había bajado la guardia y eso era un gran error. Sus hormonas femeninas estaban descontroladas.

Intentó convencerse de que era un cerdo pero le resultó difícil, al fin y al cabo él le había salvado la vida. Simplemente tendría que seguir intentándolo, pensó, abriendo la puerta y dirigiéndose a la cocina. El primer paso sería pasar toda la tarde encerrada en su habitación estudiando análisis. Estaba sacando un cartón de zumo de la nevera cuando oyó voces en el salón y se acordó de que había clientes en casa.
Se sirvió un vaso de zumo y se apoyó en la encimera mientras lo bebía. Dio un respingo al ver a una chica con la cabeza inclinada y la cara tapada por un pelo rubio y desgreñado.
—¡Dios mío! Estás tan callada que no te había visto. ¿Quieres un poco de zumo?
La cabeza se movió negativamente. La chica no había emitido ningún sonido, pero daba la impresión de estar sumergida en una apabullante soledad. Miley tendría que haber sido de hielo para no notar el dolor que emanaba de la chica.
Miley recordó lo que Nick le había contado. Esta era la adolescente de las cicatrices. Durante un instante, Miley consideró la posibilidad de dejarla en paz, pero algo se lo impidió.
—Soy Miley. La…, la prometida de Nick —dijo, añadiendo mentalmente «por un tiempo»—. Es muy buen abogado. Tienes suerte de que te represente. ¿Es tu madre quien está con él?
La cabeza volvió a asentir.
—Tienes un color de pelo inusual. Un precioso rubio rojizo —comentó Miley, acercándose—. Yo solía ser peluquera, así que me fijo mucho en el pelo. ¿Hace mucho que no te lo cortas?
—Mi padre lo tiene del mismo color —farfulló la voz tras un instante—. No me lo he cortado… —titubeó—. No me lo he cortado desde el accidente.
El tono plano e inexpresivo de la chica le removió las entrañas a Miley.
—¿Unos tres meses?
—Sí —respondió la chica, sorprendida. Levantó la cara un poco—. ¿Como lo has sabido?
—Sé mucho de pelo —dijo Miley—, Pero lo que me haría falta saber es Análisis.
—¿Vas a la universidad? —preguntó la chica.
—Sí —sonrió Miley—. Tengo veintiséis años y estoy en primer curso.
—¿No fuiste cuando acabaste el instituto?
—No —Miley dudó. Ese miedo ya era cosa del pasado, no iba a pasar nada por admitirlo—. Creía que no era lo suficientemente lista.
La chica levantó la cabeza unos centímetros más, y Miley vio las rojas señales de cicatrices en su rostro. Esa visión la entristeció pero, al mismo tiempo, comenzó a hacerse preguntas. ¿Cómo había ocurrido aquello? ¿Qué tipo de accidente la había marcado así?
—Este es mi penúltimo año de instituto, pero no se si podré ponerme al día —dijo, moviendo el brazo derecho, escayolado—. Soy diestra.
—Que mala pata. Seguro que echas de menos a tus amigos.
—Hace tiempo que no los veo —asintió la chica.
—¿No han ido a visitarte?
—No. Yo no…, no he querido que vieran las cicatrices. Son terribles.
Miley sabía que debería estar estudiando análisis, si quería llegar a entender las ecuaciones algún día.
«Y dejar que esta niña triste y solitaria siga sintiéndose así.»
No habría podido perdonarse abandonar la cocina. El Análisis podía esperar un rato. En cualquier caso, no lo entendía. Miley suspiró y se sentó junto a ella.
—Yo no tengo cicatrices. Tengo una marca de nacimiento justo en mitad de la frente. Es de color morado, del tamaño de una moneda grande. Mi madre me dijo que era un «mordisco de cigüeña», normalmente desaparecen con el tiempo, pero la mía no.
La niña levantó la cabeza, para mirar a Miley.
—No la veo.
—La magia del maquillaje —sonrió Miley, quitándose el maquillaje con la mano.
—Los médicos no saben qué pasará con mis cicatrices. Sólo dicen que tardarán tiempo en curar.
Miley vio las marcas rojas que cruzaban su rostro y tomó un sorbo de zumo para disimular las emociones que la inundaron. Pena. Enfado. Compasión. Intentó imaginarse cómo se habría sentido si eso le hubiera pasado a ella en la adolescencia. Intentó imaginarse qué palabras la habrían reconfortado, y no se le ocurrió ninguna.
—¿Qué ocurrió? —preguntó.
—Un accidente de coche. El que me atropello estaba borracho. Él está bien.
—Bien hasta que Nick lo atrape. Y lo hará —dijo, sintiendo amargura ante tanta injusticia.
—Sí —la chica la miró y Miley creyó ver un destello de enfado en sus ojos.
—¿Cómo te llamas?
—Lissa —respondió—. Lissa Roberts.
—Bueno, Lissa. Tengo algo de tiempo libre. ¿Qué te parecería un corte de pelo?



----------------------------------------------------------------------------------------
HOLA CHICAS, BUENO LES VOY A DEJAR DOS CAPS DE ESTA NOVE AHORA, Y VEO SI A LA TARDE LES PUESDO SUBIR DE LA OTRA, NO PROMETO NADA OK? BESOS! ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario :) ♥