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sábado, 24 de diciembre de 2011

SUMISA: Cap.7 SUEÑO DE TODO HOMBRE

Después de alimentar a Miley mezcló huevos, el embutido, y los panqueques y como ella se arrodilló ante él, Nicholas le ordenó que se acercarse. Él tiró de su correa. -Ahora apostaremos por un paseo, bebé-.
La humillación quemó las mejillas de Miley cuando Nicholas la saco del cuarto, hacia el vestíbulo. Dios mío, ella nunca había estado tan cerca de pasar vergüenza en toda su vida como en ese momento. Como él la guiaba por la correa, ella quiso que se la tragara la tierra cada vez que pasaban otros Amos y fungen como substitutos. Ninguno de los funge como substituto estaba atado con una correa como ella. Ella conservó su mirada baja según las instrucciones de Nicholas, evitando mirar a alguien a los ojos. Esa era una regla de la que ella se alegraba. Ella seguramente se moría de vergüenza si alguien en el centro vacacional la reconociera.
Por supuesto eso conducía a la pregunta de por qué estaba aquí.
El aire fresco pasó sobre su cuerpo casi desnudo. Con la falda diminuta, su culo estaba completamente al descubierto, por delante apenas cubriendo el triángulo de pelo de entre sus muslos. El sostén rozando sensualmente contra sus pezones, y sus pechos parecía que iban a escapar de sus confines. A pesar de su nerviosismo, caminar con prácticamente nada puesto delante de desconocidos era en cierta forma excitante. Sus pezones se quedaron duros como bombones de gelatina azucarada, y sus jugos remojaron la tira de cuero de su diminuta tanga.
Nicholas subió con aplomo la escalera que llevaba a la sala de descanso que era grande y elegante. Sus botas retumbaron contra los suelos de mármol, y los estiletes de Miley hicieron clic con cada paso. Por el rabillo del ojo, ella veía las miradas apreciativas de Amos y unos cuantos fungen como substituto. Un Amo categóricamente la miró de reojo y su mirada hizo que su piel se calentara.

Ella se enderezó, intentaba guardar la calma a gran altura, y evitar contacto visual. Maldecida si ella había dejado que alguien la amohinase y la llevase así.
Atravesaron andando por el cuarto, directos al laberinto de salón, lleno de hombres, y personas de todo tipo charlando. Funge como substituto en estados diversos de ropa y desvestidos permaneciendo cerca de sus Cariños. Miley no se sintió tan mal acerca de su casi desnudez, considerando lo que una cierta cantidad de las mujeres y los hombres levaban puesto o no llevaban puesto.
Ella siguió el paso de Nicholas directo a las puertas de caoba, y saliendo a un bello paraíso. Miley no podía evitar echar una mirada llena de admiración al jardín. Llegaron a lo que parecía un jardín secreto, con emparrados de vides por todos lados y por encima de ellos, trenzas con púrpura y rosas floreciendo. Una fuente grande arrojaba duchas en el aire tan golpeteado como lluvia en la piscina rodeándolo. La luz del sol moteó las losas, y las sillas con almohadas colocadas alrededor de mesas a todo lo largo del cenador. Los hombres y las mujeres pereceaban a todo lo largo del área, manoseándose, besándose, y más. Muchos olores a embutido, huevos revueltos, y los panqueques llenaban el cuarto, junto con el perfume persistente de Miley.
Como se abrieron paso por el cenador, Miley vio que había un soldado en las pocas esquinas por donde las parejas – o las grandes fiestas – podían escaparse, y podían disfrutar una cierta cantidad de buenas costumbres del centro vacacional.
Nicholas la indujo en un escondrijo, con tres bancos acolchados en cuero en forma de U. Él se deslizó encima de uno de los bancos y palmeó su rodilla, indicando que quería que ella se sentara sobre su regazo.
La cara de Miley todavía latiendo caliente por la expedición del cuarto hacía el cenador, y agradeciendo finalmente estar en alguna parte privada con Nicholas. Nada en la sala de juntas, la oficina, o su vida, la había preparado para ver gente prácticamente desnuda delante de otras personas y con correas, y que les daba golpecitos a la mínima que hicieran mal.

Nicholas extendió sus brazos. -Ven aquí, bebé.
-Sí, Cariño-. Miley se deslizó encima de su regazo. Al principio estaba tensa, pero en su aproximación, ella se relajó contra él. Su camisa de cuero suave como la mantequilla y sus pantalones que la rozaban eróticamente por toda la piel desnuda.
-¿Has visto cómo te han mirado los otros hombres y mujeres?- Él acaricio su labio inferior con el dedo índice. -Te deseaban, pero eres toda mía, y haré lo que quiera hacer contigo-.
Su voz salió baja y como la de un perro esquimal cuando ella contesto, -Sí, Cariño-.
- Te vez tan extremadamente excitante-. Nicholas arrastró su dedo hasta el nicho de su garganta y luego sobre una taza del sostén de cuero. -Quiero saborear lo qué otros sólo pueden soñar tener-.
Nicholas bajo la taza del sostén y su pecho brotó rápidamente, el pezón endureciéndose automáticamente por el aire fresco. Él agachó la cabeza y colocando su boca caliente sobre su pezón tenso y ella gimió al sentirlo tan exquisito. Mientras él chupaba, soltó su otro seno completamente dejándolo al descubierto. Ella pensó que alguien podía irrumpir allí, pero en ese momento todo lo importante fueron su boca y sus manos en ella.
Y cuando él deslizó una mano bajando por su barriga, ella contuvo el aliento hasta que él ahueco su intimidad a través del cuero suave. Él deslizó un dedo bajo la tira cubriéndole su **** y deslizando el dedo en sus pliegues mojados. Miley alzó la voz cuando él empujó dentro de ella, su dedo introduciéndolo en su canal de la forma que ella quería que su ***** entrara rápidamente en ella.
-Miley-, se quejó él levantase su cabeza. Él poso sus labios sobre el de ella. -Me gusta que estés tan mojada cuando te toco. Puedo suponerme qué tan bien va a ser así cuando te tenga. Una vez que te lo hayas ganado-.
Dios mío, ella le quería ahora.
-¿Qué?- Ella gimió otra vez cuando él metió tres dedos a la fuerza en ella esta vez. -¿Qué tengo que hacer, Cariño?
-Ganártelo, bebe-. Sus labios se movieron hacia a su oreja. - tienes que obedecer mis órdenes, seguir el protocolo, hacer todo lo que te pido, y complacerme completamente. Y luego podrás tener mi ***** dentro de tí. Te tendré hasta que grites que pare.
Miley se estremeció de la combinación de las palabras eróticas, sus pechos expuestos al aire fresco, y sus dedos empujando en su ****. Su clímax estaba llegando, viniendo como una tormenta.
-¿Puedo correrme, Cariño?- Preguntó apenas sin poder respirar.

-No-. Él no flojeó en los golpes que le daba. -Es parte de tu entrenamiento aprender a refrenar tu placer para el mío-. Sus labios lamieron su lóbulo, y su voz fue apenas un murmullo. -Tu responsabilidad es ver que estoy completamente complacido. Y ahora mismo me complace tocarte así-.
Dios mío, ella iba simplemente a explotar si él seguía tocándola. Ella peleó por refrenar su liberación, un temblor de músculos y sudor recubriéndole la piel. Cuando él finalmente saco los dedos de su intimidad, ella se apoyo en él con alivio.

Miley tembló. Ella se podía oler a sí misma, un perfume mixto con su almizcle masculino y la fragancia dulce de las flores que había encima y alrededor de ellos. Estaban en un paraíso y era sólo de ellos dos.
Ella se calmó cuando oyó voces y el sonido de ruido de pasos. Un hombre primoroso y dos mujeres redondearon la esquina y entraron en el escondrijo pequeño. Miley trató de marcharse dando media vuelta y echar bruscamente hacia arriba su sostén, pero Nicholas la paró.
-Miley- dijo él en ese tono preventivo. -¿Necesito castigarte más?
-No, Cariño,- masculló ella, conservando sus ojos bajos y evitando mirar al hombre y las mujeres que entraban.
Por el rabillo del ojo ella vio que las dos mujeres llevaban correas, sus ojos bajos, pero sin expresiones desafortunadas en sus caras bonitas. En lugar de eso miraron favorablemente los pechos de Miley. Las esclavas llevaban tops de cuero dejando al descubierto sus barrigas, escasas bragas, y botas altas hasta el muslo.
El hombre sonrió, sus ojos repasándola a ella de una forma que hizo que Nicholas la levantara de su regazo y la obligó a pasar por delante del trío, antes de mudarse al quiosco de al lado.
-Nicholas-. El hombre le estrechó la mano y Nicholas se la tomó con una sonrisa.
-Liam- contestó él. -Justo a tiempo-.
La mirada de Miley subió rápidamente para mirar a Nicholas. Ella rápidamente bajó su mirada otra vez, sus mejillas ardiendo con un fuego incontrolado.
Nicholas clavo su mirada en ella. -Dale la bienvenida al Maestro Liam, Miley.
Ella hizo un movimiento de hombros. -Es un placer conocerlo, Maestro Liam-.
-Su esclava es preciosa-. Él extendió la mano pellizcado un pezón de Miley, y retorciéndolo entre su pulgar y su dedo índice.

Miley se quedó sin aliento y dio un paso atrás, su mirada subiendo rápidamente para encontrar la de él.-¡Alto!
Inmediatamente ella se percató su error cuando Nicholas y el otro Amo la miraron, dándole la impresión de que ella había cometido un error garrafal.
El Amo retorció su pezón más fuerte, y luego la liberó mirando hacia Nicholas.
Miley bajo su mirada y él suspiró. -Pídele Perdón al Maestro Liam-.
Ella quería nada más que abofetearlos a los dos por el sinsentido de los dos. Amotinarlos directamente de sus caras.
En lugar de eso ella conservó sus ojos bajos y masculló, -Mis disculpas, Amo Liam.
-Por supuesto, el castigo estará en orden-. Nicholas canalizó con su mirada al Amo Liam.
Liam se giró hacia sus dos esclavas tendiéndoles la mano. -Látigo-. Una de las mujeres le dio un látigo tejido con tiras de cuero que la intimidaron mucho más que el que Nicholas había usado en ella.
-Da la vuelta, -dijo Amo Liam. Coloca tus manos en el respaldo del banco y preséntame tu trasero para el castigo-.
Miley tembló de indignación con el mero pensamiento del Amo dándole latigazos a ella. Con una mirada a Nicholas, ella supo que no tenía otra opción.
A menos que ella quisiese anunciar en alta voz la palabra perdón. ¿Lo Haría ella, sin embargo? ¿Esta parte no era de su fantasía? ¿Esto sería lo peor de todo?
Ella lentamente empezó a mirar hacia el banco y agarrándose en de la parte de atrás, clavó sus uñas en el respaldo acolchado. Los músculos a todo lo largo de su cuerpo se tensaron mientras esperaba ese primer golpe. Sus pechos desnudos colgando, y la diminuta falda le presentó su trasero desnudo al Amo.
Ella avanzó dando tumbos cuando sintió una mano llena de callos restregarse en sus asentaderas y supo de inmediato que era el Amo Liam. Ella no podría creer que Nicholas dejara que otro hombre la tocara.
-Una Esclava bella, Nicholas- Murmuro el hombre, y ella oyó el deseo en su voz. -¿Hacemos un intercambio? Demi y Selena ambas pueden ser tuyas por una noche.
Miley se puso tensa inmediatamente. ¡Él no se atrevería!
-Quizá,- dijo Nicholas, y Miley casi le gritó.
¿Cómo rechazaría él el desafió de intercambiarla por una noche? ¿Delatándola?
Al momento siguiente un latigazo desgarró todo pensamiento racional de su mente. Miley alzó la voz por el dolor agudo, y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Ni un sonido- dijo Nicholas en un tono preventivo.
Hubo un sonido crujiente y luego Nicholas movió una pelota amarilla brillante delante de su cara. -Muerde Esto-.
Miley vaciló sólo un segundo antes de hincar el diente en la pelota suave. Una piel de animal del látigo golpeo en la otra mejilla de su trasero y ella habría gritado otra vez si no hubiera sido por la pelota de goma en su boca. El aguijón increíble de cada latigazo cayó con precisión por sus asentaderas y sus muslos. Para su sorpresa, el dolor comenzó a convertirse en un tipo de placer. Asombrosamente, su **** se puso mojado y sus pezones en los que sintió cosquillas, le gustaba a sus mejillas del trasero. ¡Y ella estaba lista para correrse otra vez!
Los latigazos se detuvieron y ella se estremeció de alivio. Ella noto que una mano acariciaba sus asentaderas, y esta vez supo que era la mano de Nicholas.

Él se apoyó cerca de su oreja y le dijo, -Muy Bien, cariño. Ahora compórtese y haga lo que te mando si quieres estar en mi cama y no en la del Amo Liam-.
Él saco la pelota de su boca y la cogió del brazo, atrayéndola hacia su cuerpo.
-Sí, Cariño-. Ella estaba al borde ya sea categóricamente de llorar o llegando al clímax, pero ella no quiso dar la palabra segura. Ella quería llevar a cabo esto, pero si él trataba de delatarla la daría.
¿Qué agravio para mí? Pensé que estaría aquí con un desconocido, después de todo. Podría ser más fácil con alguien que no conozco. Caramba. ¡El maestro Liam aun me podría tener y me podría dar un poco de alivio!
Pero el pensamiento realmente, la molestó. Ella sintió un cariño nuevo hacia Nicholas. Esto era simplemente un juego para él. Una conquista. Ella necesitaba recordar eso.
Ella se esmeró en mantener el temblor apartado de su voz cuando susurró, -No te decepcionaré, Cariño-.
-Esa es mi chica-. Nicholas le dio la vuelta a ella para afrontar al Amo y las esclavas de este, y ella mantuvo sus ojos bajas. -Ahora siéntate entre Demi y Selena-.
La Esclava dio un paso adelante y tomó a Miley de sus brazos, situándola entre ellas en el banco intermedio. Las Esclavas eran bonitas, ambas con pelo del color del café oscuro – eran gemelas- pensó Miley. El sueño de cada hombre.
Nicholas y el Amo Liam estaban sentados sobre los bancos enfrente uno del otro sin ponerse de acuerdo sobre las mujeres.
-Míreme a mí, Miley,- dijo Nicholas. Ella levantó sus ojos y encontró los suyos. -me complacería muchísimo ver a Demi y Selena tocarte.-

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EL PROXIMO CAPITULO, NO ES RECOMENDABLE PARA GENTE SENSIBLE DE VISION O.O 

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