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jueves, 22 de diciembre de 2011

Liberty Walk: Capítulo 6

–Entonces, cuéntame sobre ti. Luego de la noche que pasamos juntos en la playa, me encantaría complacer un poco mi curiosidad –Miley le sonrió a Nick mientras se sentaba frente a él en el diminuto restaurante del hotel. Hoy llevaban ropa informal, ambos con una combinación de jeans sencillos y remeras, un hecho de todos los días para Miley , una anormalidad para Nick.

Nick le sonrió también, sintiéndose más despreocupado de lo que recordó sentirse alguna vez. El hecho de que no sintiera la necesidad de conformarse a un papel predeterminado se manifestaba en todo, desde su vestimenta informal hasta en que había pasado las últimas horas haciendo el amor en una playa nudista con una mujer sexualmente gloriosa y años más joven. Se sintió maravilloso, vivo y maravilloso. No quería que su romance termine jamás.

–Soy profesor de matemáticas en la Universidad de Edimburgo –dijo mientras levantaba su vaso de Cabernet Sauvigno– he estado allí por casi dieciocho años

Miley sonrió, su profundo acento le transmitía sensaciones cálidas y difusas por la espina.

–¿Has estado casado?

–No

–¿Has estado cerca?

–Una vez –se encogió de hombros, sintiendo que el recuerdo de su noviecita de la universidad parecía ser de muchísimo tiempo atrás– pero finalmente Delta decidió que un profesor de física era más su estilo

Miley asintió, comprendiéndolo.

–Entonces ella tenía un romance. Mi última relación terminó por el mismo motivo también

–¿Alguien te engañó a ti ?

Nick había hecho la pregunta incrédulo, como si no pudiera entender que un hombre siquiera considerara andar con otras cuando tenía a Miley en su casa. El hecho de sentirse de esa manera para empezar le hizo sentir un hormigueo en el vientre y albergar una emoción no identificable en el corazón.

Pensaba que era perfecta. Aparentemente pensaba que todos los hombres del planeta debían pensar lo mismo. Ella no estaba de acuerdo, sabía que no era perfecta para nada, pero esos sentimientos de su parte hicieron que lo deseara aún más.

–Sí, él lo hizo –ella sonrió socarrona– muchas veces, de hecho

Nick se estiró para tomar su mano.

–¿Estás bien ahora?

Su respuesta era importante para él por un par de motivos, lo sabía. No quería que estuviera dolida, y tampoco la quería penando por otro hombre. Esa idea, pensó posesivamente, no era nada placentera.

–Si, estoy bien –ella sonrió, sus ojos arrugándose en los rincones- en ese momento estuve bastante disgustada. Durante tres días vagué por la casa sintiéndome dramáticamente trágica. Pero cuando llegó el cuarto día y no me importó más me di cuenta de que no pude haber estado enamorada.

Sus cejas se levantaron un poco.

–¿Cómo?

Abrió las manos en un gesto que Nick entendió como que tendría que haber sabido la respuesta.

–Me sobrepuse a Liam en tres días. Si hubiera estado enamorada de él, me parece que hubiera andado por ahí sintiéndome trágica por lo menos por un par de semanas más– ella rió por lo bajo– o al menos por un par de días más

Nick sonrió, más encantado al saber que no había estado enamorada de Liam de lo que debió sentirse, de lo que tenía derecho a sentirse. No tenía idea, después de todo, si Miley planeaba continuar con su aventura más allá de Strathy Point. Porque ese tema no le caía bien, lo descartó, negándose a pensar en otra cosa que el aquí y ahora. Y justo ahora estaba aquí con ella. Era todo lo que importaba.

–Bueno –irrumpió alegremente Miley , alejándolo de sus pensamientos– ¿cuánto planeas estar de vacaciones aquí?

Nick sonrió socarrón.

–¿Cuánto planeas quedarte tú?

Ella rió, recordando su confesión anterior de que la había seguido a la playa. Supuso que un hecho semejante debió haberla asustado un poco, pero no lo hizo. Quizás si hubiera algo raro en él, o si la atracción no fuese mutua, se habría alarmado.

Pero definitivamente no estaba alarmada. Al contrario, la hacía sentir tremendamente sensual que Nick llegara a tal extremo para estar con ella.

–Estaré aquí tres días más. Bueno, no aquí exactamente, pero en las montañas en general– ella encogió los hombros– había planeado irme de Strathy Point esta tarde e ir de campamento a Cairn Gorm por un par de días

–Ir de campamento suena encantador –murmuró sin pensar, mientras sus miradas se unían.

Cayó en cuenta de la realidad por una fracción de segundo, y su cara se sonrojó levemente mientras rompía el contacto visual. Se acababa de invitar solo para ir con ella cuando lo más probable era que ella quisiera deshacerse de él.

–Quise decir que estoy seguro que la pasarás mu…

–¿Quieres venir?

Su cabeza oscura se levantó velozmente. Tragó saliva.

–¿Quieres que vaya contigo? –preguntó tentativamente, pensando que debió haber malinterpretado sus intenciones.

–Definitivamente –ella sonrió– la cuestión es si tú quieres venir conmigo

Él exhaló.

–Si no te importa –murmuró, decidiendo no cuestionar su buena suerte.

–No me importa – Miley meneó la cabeza y sonrió– no me importa en absoluto


* * * * *


–Es hermoso aquí arriba.

–Realmente. De verdad lo es.

Miley miró a Nick con curiosidad mientras trabajaban juntos para armar la tienda. Entre que pagaron el hotel y devolvieron el auto alquilado de ella, habían partido tarde de Strathy Point, por lo que ya era casi medianoche. Por suerte, no estaba totalmente oscuro afuera porque el sol nunca se pone realmente en las montañas escocesas durante el verano.

–Dijiste eso casi con nostalgia –dijo ella

Nick se encogió de hombros, pero el gesto no fue para nada casual.

–Es una vergüenza, soy consciente, pero he vivido a sólo unas horas en auto de aquí toda mi vida y nunca me tomé el tiempo de venir a experimentarlo por mí mismo

–¿Te refieres a Cairn Gora?¿La montaña donde estamos?

–Sí –él sonrió, mirándola, con sus ojos oscuros rastrillando sus senos cubiertos, barriendo su protegido Monte antes de volver a revisar la tienda que acababan de armar juntos– a eso y a otras cosas

El cuerpo de Miley tuvo una reacción inmediata a su comentario casual e insinuaciones carnales. Sus pezones se endurecieron como alargados capullos rosas y un calor líquido invadió su vientre. Lo observó con ojos empañados, muy excitada, deseándolo mucho.

Trató de no pensar, diciéndose que este no era el momento para ocuparse de su libido. Habían armado la carpa, cierto, pero todavía necesitaba algunos retoques en el interior. Además, hacía bastante frío afuera y también necesitaban encender un fuego.

–Cuéntame de ti –dijo Nick mientras comenzaba a acomodar ramitas secas entre la pila de troncos– entre nuestra conversación en el restaurante esta mañana, y nuestro trayecto a las montañas esta noche, dudo que haya quedado algo que contar sobre mí. Tu, sin embargo, aún eres un enigma

–¿Un enigma? – Miley miró sobre su hombro, distrayéndose momentáneamente de su tarea de estirar el piso de la tienda– no me consideraría eso para nada –ella sonrió, retomando su tarea– ¿Qué te gustaría saber?

Todo, pensó Nick.

–Lo que me quieras contar –buscó una caja de fósforos y encendió uno contra el lado granuloso de la caja– noté por tu acento que eres de alguna parte del sur de los Estados Unidos, pero no puedo identificar cuál exactamente.

–De Georgia –contestó ella de forma algo apagada, con su cara dentro de la tienda mientras arreglaba las cosas como las quería– Atlanta.

–Ah –Nick sonrió, notando distraídamente que las ramitas secas ya estaban encendidas y el tronco apoyado sobre ellas estaba empezando a agarrar fuego. Miró sobre su hombro– un bomboncito de Georgia. Yo…

Se detuvo en la mitad de la oración, distraído por la vista de su abundante trasero apuntando al cielo. Estaba en cuatro patas, la mitad superior de su cuerpo enterrado dentro de la tienda haciendo quién sabe qué, la mitad inferior de su cuerpo vestido de jeans expuesto a los elementos.

Aturdido de sensualidad, se puso de pie, incorporándose mientras se acercaba a ella. Pasó la mano por su trasero, haciéndola quedarse sin aliento mientras deslizaba los dedos entre sus muslos a través del jean.

–Quítate la ropa –dijo bruscamente– ahora

A Nick se le cruzó por algún lugar en el fondo de su excitada mente que su voz había sonado un poco dura, incluso para él. Pero parecía no poder detenerse, no podía bajar la intensidad de sus órdenes.

Cuando él estaba cerca de ella de esta manera, y sus pensamientos se volvían carnales, se sentía tan avanzado intelectualmente como un hombre de Neandertal, un cavernícola que quería aparearse con la hembra que había reclamado para sí. Nunca antes había estado así con ninguna otra mujer y por eso no sabía cómo controlarlo. Tampoco estaba seguro de querer hacerlo.

Miley se arrodilló, girando para mirarlo. Sus ojos verde claro estaban bien abiertos, ella estaba claramente sorprendida por su tono de voz. Pero él no hizo ningún descargo, no dio ninguna explicación.

–Quítate la ropa –repitió sin que se le mueva un pelo, con los oscuros ojos entrecerrados del deseo– puedes terminar tu trabajo una vez que te la hayas quitado

Los pezones de Miley se endurecieron instantáneamente. Debió haberse indignado con sus palabras, o al menos ofendido, pero no lo hizo. Le gustaba jugar a ser sumisa con él en un nivel sexual, disfrutaba de la forma en que dominaba su cuerpo como si fuera su dueño.

Nick Jonas era igualitario a nivel social, lo sabía, pero en el plano sexual no era capaz de pensamientos superiores. Nunca había conocido a un hombre remotamente parecido a él antes, uno que no sólo quisiera dominar su cuerpo, pero que fuera incapaz de hacer otra cosa. Cuando Nick quería sexo se volvía primitivo, animal, el pensamiento racional quedaba descartado. A ella le encantaba eso.

Miley se puso de pie, sintiéndose un poco tímida y nerviosa de repente. Sonrió para sus adentros ante la incongruencia, pensando para sí mientras se bajaba el cierre de los jeans y salía de ellos que este hombre la hacía sentir cualquier cosa menos experimentada. Se fue su camisa después, seguida de su corpiño y su tanga. Cuando terminó de desvestirse, se estiró hasta él, y sus uñas carmesí se dirigieron directamente al cierre de su pantalón.

Él detuvo su mano. Su cabeza dorada se levantó rápidamente, confundida ante tal acción.

–Te tomaré cuando esté listo –balbuceó, empujándola suavemente con el codo dentro de la tienda– por ahora sólo quiero mirarte mientras terminas con tu tarea.

Quería disfrutar de su excitación, pensó ella, sabiendo que podía tomarla cuando su necesidad se volviera imperiosa. Se encontró con que su propio cuerpo respondía a sus deseos, su clítoris se hinchaba mientras se ponía en cuatro patas, con la cara dentro de la tienda.

–Mmm, muy bonito –murmuró– separa tus piernas un poco más mientras arreglas la carpa.

Miley cerró los ojos brevemente ante sus palabras, embriagantes como eran. Se lo imaginó observando su clítoris inflamado, su vulva acolchada, y sintió cómo se le juntaba líquido entre los muslos mientras lo hacía. Sabía que sus ojos estaban clavados en su carne mojada, podía casi sentirlos marcando su nombre dentro de ella. Lo quería enterrado dentro de ella tanto que penaba por él, sin embargo él ni siquiera la tocaba

Cinco minutos después ella le anunció que la tienda estaba lista.

–Estoy lista –susurró, tan excitada que apenas podía respirar, mucho menos hablar.

Pero antes de que ella saliera de la tienda el se posó atrás, agarro sus caderas con esas manos fuertes y calientes, y arremetio duro y profudamente dentro de ella, Miley siseo por la sorpresa y el placer de sentirlo tan adentro y duro.

Nick salia y entraba, cada vez moviendose mas rapido, ella misma se impulsaba mientras las carnes chocaban una contra otra y llegaron juntos a un orgasmo.

Miley se sentia tan caliente, como la hembra sumisa que era tomada duramente por un macho con unas tremendas ganas de copular, de marcar, de preñar.

–Ven y siéntate a mi lado sobre las lonas –le dijo él con voz ronca aún después de semejante asalto.

Miley cumplió, emergiendo con todo su ser del cobertor de la tienda. Se arrodilló al lado de él, notando enseguida que a pesar de estar completamente vestido, había liberado su inflamada erección del confinamiento de sus jeans y la estaba acariciando. Era increible que se pusiera tan rapido duro otra vez. Se erguía como si fuera tallado en acero y cubierto de carne, tan gloriosamente dura y firme.

Nick se reclinó sobre sus codos, su pene apuntando hacia arriba. Estirando su cuerpo y la parte superior de su torso, se inclinó hacia Miley y enrolló su lengua alrededor de un alargado pezón. Ella se estremeció, apretando más su seno contra su cara.

Dejo ir el pezón con un gemido, encantado con la sensación de su mano sedosa jugueteando. Cayendo sobre su espalda, puso sus manos detrás de su cuello para soportar el peso de su cabeza, luego la observó con ojos vidriosos.

–Chúpalo, Miley –murmuró.

Ella obedeció, llevándolo hambrienta hacia su boca como si no hubiera nada en todo el planeta que quisiera más. Le prestó especial atención a la cabeza de su pene, chupándolo vigorosamente, sabiendo que él era como la mayoría de los europeos, y por eso no estaba circuncidado, tendría esa parte especialmente sensible.

–Por Dios

Nick apretó los dientes mientras sus músculos se apretaban instintivamente del placer casi delirante. Los sonidos de chupadas que hacía su boca acompañados por el aspecto de disfrute carnal de su cara hacían que el placer hedonista se volviera terriblemente cercano al dolor.

Respirando pesadamente, trató de adelantarse a sus esfuerzos eróticos con su mano, para poder montarse a su cuerpo y vaciarse dentro de ella otra vez, pero cuando intentó hacer eso su boca simplemente se cerró más fuerte sobre él y comenzó a chupar más rápido y con más energía. Era obvio que quería que se acabe en su boca.

– Miley  –dijo apretando los dientes, sus músculos endureciéndose, su vena yugular abultándose- me acabo, dulzura.

Esa afirmación hizo que su chupada se volviera animal, gimiendo mientras su cabeza se mecía hacia arriba y hacia abajo por su dura erección. Unas uñas largas y rojas envolvieron la base de su pene mientras unos labios carnosos e hinchados devoraban todo su largo, más y más, una y otra vez.

–Dios Santo

Nick se acabó con un gemido, sus ojos casi cerrados, sus dientes descubiertos. Gritó su satisfacción a los remotos parajes de las montañas, y el eco retumbó por toda la montaña Cairn Gorm.

Cuando Miley lo chupó hasta secarlo, lo vació de todo lo que tenía, su cara se levantó hasta su línea de visión, y se veía completamente adorable y bastante traviesa. Pudo ver que estaba satisfecha consigo misma, satisfecha de haberlo llevado a tal punto de vocalización.

Miley sonrió.

–Guau,Nick. Ese grito habría hecho quedar mal a Tarzán

Habló entre risas y gemidos.

–Trabajaré para perfeccionar mis habilidades para colgarme de las lianas más tarde

Ella rió por lo bajo, acostándose en la lona al lado de él. Él la acercó, besando la parte superior de su cabeza. Envolviendo su cálido y fláccido pene con la mano, suspiró satisfecha mientras apoyaba la cabeza en su pecho.

–En realidad nunca había visto un pene sin circuncidar –admitió con una sonrisa en la voz.

–¿No? –besó la parte superior de su cabeza nuevamente– ¿los hombres norteamericanos están todos circuncidados?

–La mayoría, sí –ella sonrió– sólo he leído sobre hombres como tú en los libros

–¿En los libros, eh? –lo analizó por un momento– ¿es allí donde aprendiste también a chupar tan bien a un hombre sin cortar? –preguntó, sin querer apresurarse, pero incapaz de detener el sentimiento de posesión de su voz– ¿de un libro?

–En realidad, sí –respondió, sin que la perturbe su territorialidad, disfrutando de ella incluso.

El corazón de Nick comenzó a latir fuerte otra vez. Liberó un suspiro mientras besaba su frente, más satisfecho con su respuesta de lo que quería admitir.

–Bien

Se quedaron allí recostados en silencio por un largo rato, ambos simplemente disfrutando de abrazar al otro después de la intimidad que acababan de compartir. Después de un minuto o dos de este tiempo de conexión no verbal, Miley fue la primera en hablar.

–¿Sabes? –dijo a modo de confesión, queriendo compartir las cosas más tontas con él por una razón u otra– he estado pensando por algún tiempo que me gustaría probar de escribir una novela histórica.

Una ceja oscura se levantó. Él se preguntó por qué ella pensaría en novelas en un momento como éste.

–Me encantan las que escribes ahora. Estoy seguro que serás excelente en lo que intentes hacer –dijo sinceramente.

Su cabeza se levantó rápidamente. Buscó su cara.

–¿Leíste mis libros? –murmuró.

Él dobló su cuello un poco para poder besar la punta de su nariz.

–Sí.

Ella sonrió, extrañamente complacida con su respuesta. Ninguno de sus ex se tomó el tiempo de leer su trabajo, mucho menos disfrutarlo.

–La razón por la que saqué el tema para empezar es porque quería que sepas que cuando escriba esa novela histórica voy a ponerle tu nombre al héroe

El cuerpo de Nick se paralizó. Pensó que era el cumplido más maravilloso que le hubiera hecho una mujer.

–Sería un honor –dijo, casi en un murmullo.

Miley aclaró su garganta, dándose cuenta de que el ambiente se había puesto demasiado serio. Solo quería disfrutar de la compañía de Nick por el momento, no considerar todos estos inexplicables sentimientos de cariño que estaba desarrollando hacia él.

–Me pregunto cómo debería llamarla –dijo con una sonrisa.

Nick percibió el cambio de estado de ánimo en ella y lo dejó pasar con gracia. Se dio cuenta de que éste no era el momento para imponer sus propios planes sobre ella. Entonces, pensando en su comentario por un momento, la apretó suavemente y sonrió.

–¿Qué tal "PUNCHIS PUNCHIS"? (el nombre es By Sarithaa jajajajaj)

Los ojos verdes claros de Miley se abrieron y brillaron antes de que ella lance su cabeza hacia atrás y se ría. Nick sonrió, preguntándose secretamente si sería posible que un hombre estuviera más complacido de lo que él estaba en ese momento.

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