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sábado, 24 de diciembre de 2011

SUMISA: Cap.5 INFIERNO RUGIENTE

En ese momento, a Miley no le podría importar menos la clase de castigo que él tuviese en mente para ella. Ella justamente había tenido el orgasmo más asombroso de su vida. Ella no tuvo otra palabra para describirlo. Simplemente con un consolador. Asombrada.
Ella estaba de costado, jadeando, los temblores secundarios todavía agarrando con fuerza y aflojando alrededor de los consoladores en su intimidad y su culo. Su culo picando como loco y la venda de los ojos se había ido hacia arriba de manera que ella ahora podría ver de un ojo. Su traje de cuero se pegó a su piel de todo el sudor y sintió un chorrito de sudor rodar por un ojo. Ella estaba tan floja, tan completamente saciada, que un camión pudo haber retumbado a través del cuarto y ella no habría podido moverse.
-Levántese, Miley- dijo él en un tono calmado, y le quitó el resto de la venda de los ojos, así que ella le podía ver claramente. Él tenía cara de enfado.
Ella se esforzó para ponerse en una posición sentada, lo cual no fue hazaña fácil en absoluto. Sus extremidades temblaron y ella quiso recostarse en un charco en la alfombra increíblemente suave y profunda.
Con algún esfuerzo ella se las ingenió para obligar a sus pies a sujetarla y casi tropieza en sus tacones.

-Ven.- le dijo Nicholas cambiando de dirección y caminando a grandes pasos hacia el otro extremo de la habitación donde había otra puerta.
Miley sonrió abiertamente detrás de su espalda. Me corrí sin su permiso.
Ella rápidamente sofocó la sonrisa abierta y se apresuró a seguirle. Ella simplemente soltó mas gemidos otra vez cuando el consolador y el tapón se movieron dentro de su cuerpo que todavía estaba temblón. Su culo no dejaba de picar, lo cual no ayudó al deseo incontrolable de tener más orgasmos.
Él caminó a grandes pasos hacia otro set de puertas y las empujó para el cuarto de baño más grande que Miley alguna vez había visto. Su cuarto en el centro vacacional exclusivo era bonito, pero podría tener ese cuarto de baño. Los acres de diseño italiano, que enlosaban el suelo eran muy bellos, más gabinetes de caoba y más contrapartes superiores de mármol, y más floreros de flores frescas. Una bañera enorme de remolino ocupaba una esquina del cuarto de baño en la que se podrían sentar al menos a cuatro parejas. Alrededor de eso las plantas se derramaban debajo de arimeces construidos en la pared a fin de que pareciera como si la estación balnearia estuviera en un bosque tropical.
Nicholas paseó alrededor de una pared de mármol que fluía de gabinetes por todo el baño y Miley vio que era una ducha grande con tres separaciones. Había también grandes ganchos que miraban inusual construidos en la ducha, fuera de los showerheads, y Miley se preguntó para que estaban.
Cuando ella le alcanzó, Nicholas tendió la bufanda que él había destinado para una venda de los ojos. -Dame tus muñecas.

-Sí, Cariño.- Ella le contestó con tanto arrepentimiento como le fue posible.
Nicholas rápidamente le ató las muñecas y luego la hizo retroceder contra la pared, bajo uno de los ganchos. Él levantó sus brazos y atrapó la bufanda en el gancho a fin de que ella prácticamente colgaba de él. Sus pechos atrajeron de inmediato la atención de Nicholas hacia ellos. Él pellizcó y tiró de ambos pezones, y los comenzó a rodar entre su pulgar y su dedo índice, duro lo suficiente como para causar que ella se quedase sin aliento.
-Mi chica pícara, pícara,- Él le susurro, sus ojos azules se vengaron de ella. -¿Qué debería hacer contigo?
¿Es que una, interrogación retórica, Cariño?- Ella mordió su labio, esperando que él no percibiese su desliz en hablar sin permiso.
Él trató de alcanzar las cuerdas del corsé de ella y comenzó a desenlazarlas. -Ésta no es la sala de juntas, bebé. No hay negociaciones aquí. Tú haces lo que te diga; tú me sirves y te ocupas de mí placer. Esa es tu meta. ¿Entiendes?
Miley inclinó la cabeza. -Sí, Cariño-.
Nicholas enfocó su atención en desabrochar su corsé y lanzado a un lado, dejándola desnuda de cintura hacía arriba. Pero entonces él abrió la cremallera de su falda, dejándola caer alrededor de sus tobillos hasta que ella estaba vestida sólo con el arnés del consolador de cuero y estiletes, el collar de cuero todavía alrededor de su cuello.
-Te ves deliciosa así -. Él puso en el suelo el arnés sacándolo de su cintura, su dedo de entre los pechos de ella. -Pero no queremos arruinar el cuero o tus zapatos, así que justamente tendremos que perderlos.
Él le quitó el collar, y Miley se sintió extrañamente desnuda sin él, si bien ella estaba ya desnuda.
Sus dedos talentosos vagaron por su cuerpo, bromeando y tentándola cuando él lentamente desenganchó el arnés. Miley casi alzó la voz por el alivio. Pero ella sintió un vació repentino por la pérdida de la estimulación cuando los consoladores estaban distantes, fuera de su cuerpo.

Después él se inclinó y le sacó sus estiletes, dándole un masaje a cada pie después de quitar el zapato. Cuando él terminó, ella colgaba del gancho, los dedos de los pies apenas tocando el piso de ladrillo fresco. Sus brazos dolían de estar colgada de ellos. Ella se sintió repentinamente pequeña y vulnerable, la forma que él estaba parado allí, completamente vestido, y la observaba presentando una apariencia oscura en su cuerpo y cara.
Nicholas dobló los brazos sobre su pecho y estudió el cuerpo delicioso de Miley. Su pelo bastante negro colgado en ondas por encima del hombro de ella y su cuerpo delgado mendigando ser tocado. Él una vez se había oído su punto de vista de que ella estaba muy flaca, pero él pensó que estaba desquiciada. Era perfecta.
Su mirada fija viajó sobre sus senos pequeños, firmes, bajando para su cintura estrecha, y hacia adelante para el triángulo entre sus muslos. Y sus largas piernas que él siempre había amado.
Bravo, él la tenía donde siempre la había querido.
Nicholas se quito la camisa playera, abriéndola de un tirón por los corchetes, y desechó sus pantalones de cuero. Todo el tiempo, tenía la mirada fija en Miley, nunca vacilando. Los ojos de Miley se ampliaron en la vista de su **** muy erecta, y avanzó dando tumbos contra su barriga cuando de forma deliberada e invitadora ella se dio un golpecito en los labios con la lengua.
Sí, ella era una chica muy mala. Y él iba a gozar cada minuto de su castigo.
Él pasó rozando a Miley como si fuese a colocase detrás en la ducha y ella dio un suspiro suave cuando su brazo puso ásperos sus pezones.
Él dejó correr el agua hasta que estuviese en una temperatura acomodadamente caliente, luego desenganchó el showerhead y empezó rociar la piel de Miley con él, evitando su pelo, antes de dejar a un lado el showerhead otra vez.
Nicholas agarró una esponja y la enjabonó con gel perfumado en jazmín. -Tienes un cuerpo tan bello…- Dijo él cuando empezó a lavarla. Él empezó en su cuello y ella inclinó la cabeza y dio un gemido suave.

Lentamente él se abrió camino por su cuerpo, cuidadosamente enjabonando en cada pulgada suya. Miley gimió otra vez cuando él le lavó los pechos y puso una atención especial para sus pezones, para asegurarse que estaban más que sensibilizados.
-¿Es esto mi castigo, Cariño?- Miley preguntó su voz jadeante cuando él alcanzó los rizos suaves del montículo de ella.
-No, aun no es el final-. Él resbaló un dedo en sus pliegues y acarició a su clítoris, y le agradó su respuesta temblorosa.
Miley supo que Nicholas intencionalmente la volvía loca. Dios mío, se sintió tan bien al hacerle levantar su cuerpo con tal esmero. Ella deseó que sus manos estuvieran libres para que ella pudiera tocarlo a él, y lavar su hermoso cuerpo energético de la misma forma que él lavaba el de ella. A ella le gustaron sus músculos muy duros que la rozaban por la espalda cuando él activó el doblez de sus bíceps, la concentración en sus características masculinas. En parte ella no podría creer que estaba de hecho aquí en el club, haciendo de esclava de Nicholas para el fin de semana.
Chica, esto debe partir rumbo a algunas reuniones interesantes de la junta una vez que estuvieran en la realidad.
Cuando él terminó de enjabonar su cuerpo, dejó a un lado la esponja y otra vez se encargó del showerhead. Él le enjuagó el jabón, restregándole palmas sobre su piel. Él se detuvo para esconder en la palma de la mano sus senos, y Miley se retorció en su toque sensual. Pero cuando él alcanzó su clítoris todavía sensibilizado, lo acarició aun más fuerte que antes, y ella casi se corre otra vez.
-Abre tus piernas-. Él empujó sus muslos mientras hablaba.

-Sí, Cariño-. Miley hizo lo mejor posible, visto que ella estaba colgando de un gancho y sus dedos del pie apenas tocaban el suelo de la ducha.
Nicholas hizo pedazos los labios de su intimidad con una mano y trajo el showerhead entre sus muslos. Miley alzó la voz en la percepción de las duchas palpitantes en contra de su ****. Ella podría sentir otro orgasmo construyéndose, y estaba dispuesta a apostar a que sería uno poderoso.
Como ella comenzó a temblar, Nicholas apartó el showerhead de su intimidad, y su cuerpo se estremeció por la pérdida repentina de estimulación.

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