Las visitantes estaban
tomando un vaso de limonada y una tarta de frambuesa. La rubia bajita movía
nerviosa las piernas y la morena, vestida de rojo y blanco, ocupaba la silla de Miley.
—¡Estás...
impresionante! —elogió Miley a Noel y le dio un abrazo cariñoso a Angie—. ¿Pero
qué hacen aquí?
Las dos comenzaron a
hablar al mismo tiempo.
—Tomamos un taxi y...
—Siempre hemos querido
conocer tu oficina, Miley, pero más que nada queríamos hablar contigo.
—Tenemos que hablar contigo
—corrigió Angie—. Esto es importante y no podíamos hablar en ninguna parte
donde papá nos pudiera oír.
—Parece seria la
cuestión —murmuró Miley—. Bien, escúchenme. Si se trata de algo sólo para
mujeres, está bien. Pero si es algo que su padre debería saber...
—No tenemos ningún
problema, Miley. Ni siquiera estamos aquí para hablar de nosotras —se apresuró a
decir Noel—. En realidad hemos venido a hablar de ti —al ver la mirada de
desconcierto de Miley, explicó—: Ya sabes. Sobre lo de papá y tú. No hay problema.
Estamos de acuerdo.
Miley se desplomó en la
silla más cercana.
—Al principio no estaba
segura —dijo Angie—. Es decir, ahora tú y nosotras somos amigas. Así que pensé:
¿para qué complicar las cosas convirtiéndote en nuestra madrastra? Y también
sentía lealtad hacia mi madre. Pero como dice Noel, mamá te apreciaba mucho y
además, aunque te conviertas en nuestra madrastra no vas a portarte como la
madrastra de Cenicienta, ¿verdad?
Miley no tuvo tiempo de
replicar antes que Noel interviniera.
—Y papá está muy distinto
desde que andas con nosotros. Sonríe todo el tiempo. Ya no está tan serio como
antes. Es como si volviera a ser nuestro padre de antes, ¿comprendes?
—Habla, se ríe con
nosotras y pasa mucho tiempo en casa —recalcó Angie.
Miley trató de
interrumpirlas de nuevo, pero no tuvo oportunidad de hacerlo.
—Y sabemos por qué —Noel
se apartó un rizo—. No estamos ciegas; las dos podemos ver lo que está pasando.
Y sólo queremos que sepas que con nosotras no hay problema, estamos aquí para
ayudarte. Estamos de tu parte. Papá es demasiado... cómo te diría...
—intercambió miradas con su hermana—. No estamos seguras de que papá sepa lo
que está haciendo.
Angie, demasiado ingenua
para ser discreta, apuntó:
—Tampoco nos parece que
tú lo sepas muy bien. Quizá piensas que sólo soy una niña, pero he aprendido
muchas cosas en la televisión.
—Nos parece que podrías
pintarte un poco mejor, Miley —dijo Noel con absoluta seriedad.
—Y papá no sabe lo que
tiene que hacer... como invitarte a bailar, comprarte flores y bombones y esas
cosas. Noel dice que quizá tú tengas que darle un empujoncito.
—Hace mucho que él no
tiene nada que ver con mujeres —dijo Noel.
—¡Vaya! —pudo decir Miley al fin.
—Nos pareció que
podríamos darte algunas ideas, ayudarte a arreglar algunas cosas. Yo podría cocinar,
Angie ha encontrado unas velas.
—Vaya —replicó Miley. Miró
largamente a las dos chiquillas entusiastas e hizo lo que pudo para hacerse a
la idea de lo que estaba oyendo. Si tuviera tiempo iría a la biblioteca a
buscar un libro sobre adolescentes precoces y la manera de tratar con ellas.
Por desgracia no había tiempo—. Antes que nada, señoritinas, están equivocadas.
Soy amiga suya, y espero que también de su padre.
—Sí, Miley.
—Sí, Miley.
—Segundo: No tengo nada
que ver con cualquier cambio que hayan visto en su padre. Nada.
—Sí, Miley —las dos
hermanas se miraron.
—Tercero: Puedo
quererlas muchísimo, pero eso no significa que ciertos temas no dejen de ser
muy personales. Lo que sucede entre un hombre y una mujer, es algo entre él y
ella. Eso se aplica a mí, a su padre, y a cualquiera con quien se relacione su
padre ahora, mañana o dentro de diez años. No deben meterse en lo que no es
asunto de ustedes. ¿Lo entienden?
—Sí, Miley —contestaron al
unísono.
—Cuarto... —Miley movió la
cabeza molesta—. No han entendido nada. No me casaré con su padre. No seré su
madrastra. Su padre y yo sólo somos amigos. Eso es todo. ¿Entendieron?
—Sí, Miley.
—Sí, Miley.
Las chicas dieron una
vuelta por la tienda, tomaron galletitas, se probaron sombreros del siglo
pasado y jugaron con las miniaturas en la casa de muñecas. Por fin Miley llamó a
un taxi y pagó por adelantado para que las llevara a su casa. Pensaba que lo
había dejado todo claro, hasta que Noel le dio un pellizco pícaro en la mano
cuando se iban.
—Si papá no llega a casa
esta noche, yo prepararé el desayuno de Angie —murmuró—. No te preocupes por
nada. Tengo suficiente edad para comprender ciertas cosas.
-----------------------------------------------------------------------------------
HASTA YO REI CON LA ULTIMA FRASE AJAJAJAJ AII NOEL NOEL, ES LA PEOR DE LA DOS, SE DIERON CUENTA NO? JAJAJ bueni sigo con el maraton :P
HAAHAH ME ENCANTO TMB ME DIO RISA ESO ! NOE ES TREMENDA :D
ResponderEliminar