I made this widget at MyFlashFetish.com.


sábado, 14 de abril de 2012

El Playboy Enamorado: Capitulo 14


Nicholas había salido con una de sus hernio­sas mujeres. Sería una velada muy larga. Cena y ópera. Miley se dijo a sí misma que de todas mane­ras, a ella no le hubiera gustado ir.
-Tú eres mucho más divertida que cualquier ópera -le dijo a Molly mientras le metía en la boca los espaguetis.
Sonó el timbre de la puerta, y Miley escuchó la voz de la doncella diciendo que ella abriría. Se escucharon poco después varias voces femeni­nas. Miley apenas parpadeó ante la presencia de aquellas cuatro mujeres en el umbral. Reconoció de inmediato a Miley, y aunque las demás tenían rasgos diferentes, se adivinaba en ellas un aire a la familia Barone.
-Hemos venido a ver a la bambina, y no acepta­remos un “no” por respuesta -dijo la más menuda.
Tenía el pelo castaño oscuro y los ojos marro­nes, y era de una belleza exquisita.
-Basta, María -intervino Gina-. Estás asus­tando a Miley. Lo menos que puedes hacer es pre­sentarte.
-Soy María Barone, la más pequeña -dijo la mujer avanzando un paso con el brazo exten­dido-. Nicholas nos ha dicho que Molly ya anda, y no pudimos resistir la tentación de venir. Debe­rías llevarla a la heladería.
-íbamos a ir anoche, pero yo tenía una cita, y Nicholas está en la ópera esta noche.
-Así que no está... -dijo otra de las mujeres con entusiasmo-. Eso significa que no podrá echarnos enseguida. Yo soy Rita, la número siete en orden de nacimiento.
- Espero que no te im­porte que nos hayamos plantado así... Rita, Maria y yo vivimos juntas, y como esta noche no tenía­mos planes, decidimos venir a visitar a nuestra sobrina. Nicholas la ha tenido muy protegida.
-Yo soy Colleen -dijo la más callada del grupo dando un paso al frente-. He oído a mi madre hablar muy bien de ti. Dice que has hecho mara­villas con Molly.
-Gracias -contestó Miley, algo abrumada y al mismo tiempo encantada de conocer a las her­manas de Nicholas-. Me alegro de que hayan ve­nido a verla. No teníamos planeado nada espe­cial, aparte de terminar de darle los espaguetis a Molly y bañarla.
-¿Puedo dárselos yo? -preguntó María con en­tusiasmo.
Miley le dio la cuchara a la hermana de Nicho­las y se apartó un poco, de manera que pudiera seguir en el ángulo de visión de Molly.
-¿Tú no vives con tus hermanas? -le preguntó a Colleen.
Antes de que ella pudiera responder, Gina dio un paso adelante y negó con la cabeza.
-Colleen dejó el convento hace un par de años, pero decidió que sería demasiado fuerte vivir con nosotras después de haber convivido con las monjas.
-Creo que estaban preocupadas por la in­fluencia moral que podía ejercer sobre ellas —bromeó Colleen.
Todas soltaron una carcajada, y Miley no pudo evitar sentir una punzada de envidia al ver lo bien que se llevaban.
-Tiene que ser maravilloso tener una familia tan numerosa -comentó, incapaz de mantener en secreto lo que llevaba años deseando.
-Tiene sus pros y sus contras -aseguró Co­lleen-. ¿Y tu familia?
-Mis padres murieron. Sólo somos mi her­mano y yo.
-Bueno, en ese caso podemos adoptarte -murmuró Colleen con cariño agarrándola de la mano.
-Claro -asintió Gina-. Podemos meternos en tus asuntos, aparecer sin avisar y decirte cómo tienes que vivir tu vida. Tenemos experiencia en eso.
-Suena estupendo -respondió Miley.
-Esta chica me gusta -aseguró Gina con una sonrisa-. Y me apuesto lo que sea a que a Nicholas también le gusta.
-No soy su tipo -contestó Miley negando con la cabeza mientras sentía cómo se le paraba el cora­zón.
-¿Por qué no? -preguntó María mientras le limpiaba la cara a Molly con una toallita.
-Bueno, para empezar, porque no soy bonita -dijo Miley poniéndose en pie al ver que Molly comenzaba a protestar-. A esta niña hay que lim­piarla rápido para que no se queje.
-¿Quién te ha dicho que no eres bonita? -pre­guntó María.
-No hace falta que nadie me lo diga -respon­dió ella, incómoda con la conversación-. No soy su tipo y ya está. Bueno, ¿quién quiere ayudarme a bañarla?
-¡Yo! -exclamaron las cuatro mujeres a la vez.
Miley respiró con alivio al comprobar que ha­bía conseguido cambiar de tema. No podía evitar que le gustaran aquellas mujeres, que eran tan amables con Molly. Se turnaron para ocuparse de la niña. Luego la dejaron en la cuna y, para su sorpresa, se despidieron de ella en la puerta con un beso antes de marcharse.
Después, Miley se sentó en la cocina y fantaseó sobre lo que hubiera sido tener una familia tan grande y cariñosa. Tenía la sospecha de que ellos no eran conscientes de su suerte. Sintió en el pe­cho una punzada de dolor y los ojos se le llena­ron de lágrimas.
Sorprendida ante su propia reacción, Miley se tragó las lágrimas y abrió el último ejemplar de la revista Diosas. Seguro que aquella la distraería.


Nicholas entró en la casa silenciosa y se apoyó contra la pared mientras dejaba escapar un sus­piro de alivio. La velada se le había hecho inter­minable. Corinne estaba espléndida y vestida con mucha clase. Había estado de acuerdo en todo lo que él había comentado, y Nicholas se había abu­rrido mortalmente.
Miley escuchaba lo que él decía, pero no siem­pre le daba la razón. Nicholas cerró los ojos y se apretó el puente de la nariz. Aquella situación se iba haciendo más insostenible cada día que pa­saba. Había pensado que una velada con Corinne serviría para apartar a Miley de su mente, y Corinne le había dado a entender que estaba más que dispuesta a dejarle pasar la noche con ella en su apartamento.
Tendría que haberse quedado. Tendría que haber dejado que ella se hiciera cargo de sus ne­cesidades, pero aquella perspectiva lo había de­jado, cuando menos, frío. Ojalá no tuviera nin­gún problema orgánico, pensó mientras se apartaba de la pared y se dirigía a la cocina. Sacó una botella de vino de la despensa y le quitó el corcho. Inhaló su aroma y después se sirvió un vaso.
Dio un gran sorbo, paladeándolo. Le echó un vistazo a la mesa y vio que encima había una re­vista abierta en un artículo titulado: Cincuenta maneras de seducir a tu hombre.
Nicholas se acercó y comprobó la portada: Diosas. Tendría que haberlo supuesto. Regresó a la página del artículo y leyó por encima la lista de sugerencias: «Chúpale los lóbulos de las orejas... Ponle una venda en los ojos y recorre sus zonas más sensibles sólo con tu cabello... Chúpale el ombligo.... Chúpale...»
Nicholas podía imaginarse perfectamente el cabello salvaje de Miley recorriendo su cuerpo desnudo. Aquella imagen le provocó una erec­ción.
Si Miley estaba leyendo aquello, se preguntó con quién tendría pensado llevar a la práctica aquellos cincuenta puntos de seducción. La idea de que ensayara cualquiera de ellos con cual­quier otro hombre que no fuera él lo sacaba de sus casillas.
Nicholas cerró la revista de golpe y soltó un gemido.
¿Cómo se suponía que iba a conciliar el sueño?


------------------------------------------------------------------------------------------
HOLAAAA CHICASSSS!! bueno como prometi ayer, y como estoy de un excelente humor jajaj (mis papas me dejaron faltar al colegio hoy :P) voy a subir caps hasta CANSARME! JAJAJ  espero que les guste, y por cierto, aunque ya lo haya dicho ayer GRACIAS A TODAS por sus regalos en los blogs, ya los lei :) me faltan los maratones pero dsp de subir aca los leo :) GRACIAS besitos ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario :) ♥