Nick la escuchaba, pero
no hacía preguntas, no la presionaba. Podría haber dejado el asiento así y él
no habría insistido.
—Nunca le mentí a mi
médico de cabecera, Nick. Simplemente no se me ocurrió que había cosas que debí
decirle. No sabía que podía haber relación entre unos antibióticos fuertes y
una infección provocada por unos hongos. No sabía que una infección podía hacer
que una mujer sintiera dolor al practicar el coito. Y el único síntoma físico
que tenía... —Miley titubeó. No porque no quisiera decírselo, sino porque la
palabra "comezón" no le parecía adecuada para la hora de la comida—.
Nunca pensé que fuera un síntoma; sólo supuse que le pasaba a todas las
mujeres.
Nick levantó un pedazo
de berenjena, preguntándole en silencio si quería probarla. Miley negó con la
cabeza. Se sentía cada vez más confusa. Nick estaba tan tranquilo como si
estuviera hablando del tiempo.
—Maggie dijo que sucede
con frecuencia. Las mujeres suelen ignorar los síntomas físicos, en especial
cuando piensan que su problema es de tipo sexual.
Cuando Nick supuso que
ella había terminado, llamó al camarero.
—No son sólo las mujeres
las que tienen esos recelos respecto a las cuestiones sexuales. Muchos hombres
viven atormentados por temores que se disiparían con sólo ir a ver a un
especialista.
—Sí —asintió Miley con
aire distraído.
Cuando Nick dejó su
servilleta en la mesa, sus dedos rozaron los de ella y se apartaron de
inmediato, como si hubiera tocado una papa caliente.
Nick le sonrió cuando se
levantaron de la mesa y la acompañó hasta la salida del restaurante poniéndose
una mano en la parte baja de la espalda. Sin embargo, su mano no la llegó a
tocar del todo.
Esa noche oyeron una música
magnífica durante horas. EI jazz vigoroso y vibrante por el que Nueva Orleáns
es famoso, rock que salía de clubs nocturnos con luces de neón, las antiguas y
entrañables canciones románticas en un lugar con velas y rincones oscuros;
Bourbon Street tenía de todo. A las dos de la mañana seguían deambulando por
las calles, aturdidos por la música y las luces de una ciudad hecha a la medida
de los amantes. Y ebrios de sonrisas, de tiernas miradas, de todo lo que
murmuraban. Nick la hacía sentirse la mujer más deseada del mundo.
Pero cuando llegaron al
hotel, él metió la llave en la cerradura del cuarto de al lado. Le acarició la
mejilla con los nudillos, pero no la besó.
—Que duermas bien, amor
mío.
Sola en su habitación
del hotel, Miley comenzó a desnudarse. Se dijo que era lo más natural del mundo
que mantuvieran una distancia prudente. Por una parte, ella estaba fuera de
servicio, por decirlo así, al menos los siguientes siete días. Y por otra
parte, había sometido a Nick a una constante provocación y tortura desde que
comenzaron su relación. Sin duda él no quería iniciar algo que no podrían
terminar y ella se haría el harakiri antes de volver a someterlo a eso.
Pero no era normal en Nick no besarla ni tocarla. Era un hombre apasionado, siempre lo había sido. Le
gustaba sentir, tocar y acariciaba con la misma naturalidad que respiraba. La
había besado cientos de veces cuando no era sensato. Miley no recordaba un solo
momento en el que hubieran estado solos y él mantuviera la distancia con
prudencia.
"Miley, ese hombre la
ha pasado fatal por ti. Difícilmente iba a enfriarse ahora que hay una
posibilidad de futuro entre ustedes", se dijo.
A menos que esa misma
posibilidad le pareciera de repente un compromiso agobiante a él. A menos que...
"Bien, déjate ya de ser pesimista, Miley Finley, y trata de
dormir", se reprendió.
—Por supuesto que nos la
hemos pasado bien con el tío Bill. Siempre nos divertimos con él —Noel, sentada
en el asiento de atrás con Angie, no había conseguido atraer la atención de su
padre desde que él fue a buscarlas—. Al contrario que tú, papá, nos deja
quedarnos despiertas hasta tarde y que comamos lo que se nos antoje.
—Umm.
La chica lo intentó otra
vez.
—También hemos visto una
película pornográfica.
—Umm.
Noel miró a su hermana.
Angie se encogió de hombros.
—¿La pasaron bien
ustedes dos en Nueva Orleáns?
—Mucho —murmuró Miley.
—Enormemente —aportó Nick.
La radio estaba
encendida. Un tenor estaba cantando con voz empalagosa y desgarrada.
Noel se inclinó hacia
adelante para cambiar de emisora.
—Papá...
—¿Um?
—Esa canción parece como
de velatorio, ¿puedo buscar algo más alegre?
La canción fue pronto
reemplazada por los desaforados alaridos de alguien al que parecía que estaban
matando. Nick se apresuró a apagar la radio.
—¿Saben que mañana es primero de septiembre? Eso significa que hay que volver al colegio —gruñó Angie—.
No es justo. Todavía hace demasiado calor para ir allí y, además, es mi
cumpleaños la semana que viene. Nadie debería ir al colegio el día de su
cumpleaños, ¿verdad, Miley?
—De ninguna manera
—estuvo de acuerdo Miley.
Dos días antes Nick la
habría tachado de traidora por aliarse con sus hijas. En ese momento le dirigió
una sonrisa vaga, como la que ofrecería a una hermana descarriada.
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ahhh WAO WAOO NOOOO YA NO ESPERO MAS PARA EL SIGUIENTE NOOO REGRESAA NOOO TE DUERMAS NOOO VEN AQUI AGUUS HERMANITA AHHH QUIERO OTRO CAPI NO PODES DEJASME AISI NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO LLOROO AHH ESPERO CON ANSIAS EL QUE SIGUE EHHH
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