I made this widget at MyFlashFetish.com.


sábado, 5 de mayo de 2012

Ola de Calor: Capitulo 37


Miley se sentía muy incómoda en la sala de exploración de la ginecóloga. Tenía frío. Los azulejos del techo parecían estar sucios. Y la colección de guantes e instrumentos que vio en una vitrina parecían destinados a aterrorizar a una mujer.
La puerta se abrió y Miley sintió que se le secaba la boca. La mujer que entró tenía los ojos azules, el pelo castaño y una sonrisa espontánea en los labios.
—¿Miley? Soy Maggie Krantz —extendió una mano—. Espero que te sientas tan a gusto como yo si nos tuteamos. No me gustan las formalidades.
—Me parece bien —dijo Miley y durante los siguientes minutos sintió que su tensión decrecía. Había planeado lo que iba a decir y no importaba quién cruzara esa puerta. Pero la ayudó mucho que la doctora fuera amable y accesible—. Tengo entendido que Nick te ha dado algunos datos de mi historial clínico por teléfono, Maggie, pero debo confesar que estoy aquí por otros motivos.
—¿Sí? Yo creí que tenías problemas de dispaurenia —la doctora sonrió al llevarse los audífonos del estetoscopio a las orejas. Cuando terminaron los preliminares del examen, continuó—: Sé que es penoso hablar de coito doloroso, pero debo decirte, Miley, que no eres un caso raro. Pocas mujeres no sufren alguna vez ese problema en su vida sexual adulta. Muchas veces, hay una solución fácil.
Miley negó con la cabeza.
—Debo ser sincera contigo...
—Por supuesto —Maggie comenzó a hacer preguntas, cada cual más personal e íntima que la anterior.
Miley se asombró al descubrir que no estaba abochornada y sin duda respondió más exhaustivamente de lo que la doctora esperaba. No tenía la  cabeza en las preguntas sino en el asunto que importaba. Y en cuanto Maggie hizo una pausa, volvió a ofrecerle su punto de vista.
—Desde antes de venir aquí, era consciente de que no tengo ningún problema físico. Nick sabe que me cuesta mucho trabajo hablar de esto y, por eso, supone que no le he prestado suficiente atención a este problema. No es así. Tengo un médico de cabecera en Charleston que me hace un chequeo todos los años. Hace cinco años solicité una segunda opinión. No tengo ningún detecto físico.
—¿No? Recuéstate un poco, Miley.
Miley lo hizo, cerró los ojos y siguió hablando.
—Puesto que no había ningún problema desde el punto de vista médico, la siguiente opción que se me ocurrió fue buscar motivación psicológica. Hace tiempo fui a consultar a un psicólogo... fue una gran farsa. Se pasó todo el rato analizando mis sueños y tratando de sacar de mi subconsciente algún trauma escondido, pero fue en vano. Nunca intentaron violarme, nadie trató de abusar de mí. Mis padres son unas personas extraordinarias. No le tengo miedo a los hombres. El psicólogo sugirió que podía hipnotizarme para hurgar mejor en mi subconsciente y descubrir mis temores más ocultos. Lo hicimos.
—¿Y?
—Descubrí mi temor más recóndito: me dan pánico las arañas.
—¿Las arañas? —Maggie levantó la cabeza y miró a su paciente—. A mí también —y agregó, en tono más apacible—: Estás menos tensa que antes. Esto terminará antes que te des cuenta. Sigue hablando.
Miley aspiró hondo y prosiguió:
—Lo que estoy tratando de decir es que he venido aquí para complacer a Nick, no por voluntad propia. Sé que no tengo ningún problema físico, pero él necesita pensar que sí. Y quizá no esté bien desde el punto de vista de la ética profesional, Maggie, pero quiero pedirte que inventes algo. Cualquier cosa. Se culpa por algo que es problema mío y se niega a escucharme. Si tú inventas algún diagnóstico convincente, te creería y dejaría de sentirse responsable y yo...
Su voz se desvaneció.
Nick pensó que la había convencido para que acudiera a esa cita médica. Eso no era cierto. La verdad era que ella no podía romper con él sin más y él lo sabía. Nick se daba cuenta de que ella estaba enamorada de él como una colegiala.
Miley habría hecho cualquier cosa por ese hombre. Cualquier cosa, porque lo quería. ¿Cómo podía no quererlo? Nick le había robado el corazón. Era gentil, tierno, gracioso, generoso y responsable.
También era atractivo. Muy atractivo.
Y sólo un eunuco podría haber soportado los problemas que ella tenía.
—Ya casi hemos terminado, Miley.
—Bien —murmuró ella. Se aclaró la garganta—. Maggie, te pagaré. El doble de tu tarifa o lo que me pidas. No me importa si es ético o no. Tienes que decirle que soy yo, que él no es en absoluto responsable. 
—No hay inconveniente —Maggie se incorporó y comenzó a quitarse los guantes que había estado utilizando para examinarla.
Miley sintió un profundo alivio.
—Gracias.
La sonrisa de Maggie fue seca.
—No me des las gracias por mentir, porque no lo haré.
—¿Cómo?
—No mentiré porque el problema está en ti.
Miley se incorporó en la camilla.
—¿Con cuánta frecuencia has tenido que tomar antibióticos? —preguntó Maggie con calma.
—No sé. Quizás una vez al año. Pero no entiendo...
—¿Por qué no te pones la ropa mientras llevo esta muestra al laboratorio? Luego hablaremos en mi oficina.

-------------------------------------------------------------------------
ACA EMPIEZA EL MARATON, Y MAÑANA LES SUBO EL FINAL :D ESPERO QUE LES GUSTE. CAPAZ SI NO ME DA SUEÑO, SE LOS SUBO HOY, AUNQUE NO CREO JAJA, BESITOS ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario :) ♥