Cuando llegue a casa, ya todos estaban sentados en la mesa cenando. Me disculpe por mi tardanza y saludes al Sr. Y la Sra. Levine.
- en verdad lo siento, no quería llegar tarde pero no vi la hora – dije moviendo la cabeza de un lado a otro.
- no pasa nada cariño, Adam nos dijo que tal vez llegarías tarde, además, estabas con Demi, siempre te demoras con Demi a tu lado – me miro mi madre sonriéndome y negando con la cabeza.
-si… Gracias Adam, de verdad – lo mire y le di una media sonrisa.
- no hay problema – me dijo serio. Esto era raro, Adam nunca estaba serio.
- aunque la próxima vez, llama Destiny, estábamos algo preocupados – me dijo mi padre concentrado aun en su plato.
- ya Billy, tiene 17 años, no es una niña para que la trates así – le dijo Fred agarrando mi mano.
- lo se, aunque, para mi sigue siendo mi pequeña Des – dijo mi padre mirándome con una tierna sonrisa.
- Miley papa, soy Miley – le dije
- cierto, lo lamento, es que aun me cuesta llamarte así, por los años – me dijo algo apenado.
La cena transcurrió normal. Hablamos de todo un poco, desde como había sido mi vida en Londres, hasta recordamos unas viejas anécdotas de cuando Fred y papa iban a la escuela.
Cuando terminamos de cenar vi como Adam se paraba y se dirigía al patio. Lo seguí, el no era así, era muy sociable, y nunca se iba de la mesa de esa manera.
- mama te molesta si no te ayudo con la mesa, tengo que hablar con Adam – le dije
- no hay problema Miley yo ayudo a Tish – me dijo la mama de Adam.
- gracias, ahora vuelvo – les sonreí y me fui al patio.
Camine hasta el enorme patio trasero que había en mi casa.
Vi que Adam estaba sentado en una hamaca que estaba alejada de la casa. Por suerte había mucha iluminación.
- eii – lo llame mientras me acercaba – que pasa? Están a punto de servir tu pastel favorito? Me vas a decir que te lo vas a perder? – le dije golpeándole suavemente el hombro.
- la verdad no tengo hambre Miley – me dijo, aun con ese tono serio.
- vamos Adam que te pasa? Tú no eres así. Serio – lo mire extrañada de que este así.
- no me pasa nada si? Déjame solo – miraba el piso perdido en sus pensamientos.
Me senté al lado suyo y lo mire fijamente a la cara.
- mírame y dime que diablos te pasa, a mi no me engañas, te conozco demasiado como para que me digas “no es nada” – imite su voz seria y luego le brinde una calida sonrisa.
Me miro a los ojos y vi que estaba triste? Nostálgico? Que tenia?
- estoy celoso – me dijo sin darme tiempo a reaccionar.
- CELOSO? – dije de repente, esto si no me lo esperaba.
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